jueves, 27 de marzo de 2008

Cuestiones Básicas

un comentario del libro de Filipenses.


Póngame 300 gramos de evangelio, por favor. No demasiado... lo suficiente para sentirme feliz, pero no mucho, para volverme adicto. No quiero tanto evangelio que aprenda a odiar verdaderamente la lujuria y la avaricia; y mucho menos tanto que empiece a amar a mis enemigos, a valorar la negación de mi mismo y plantearme la posibilidad de ser misionero en alguna cultura extraña. Quiero éxtasis, no arrepentimiento; quiero trasendencia no transfomacion. me gustaría que me apreciase algunas personas simpáticas, que me sepan perdonar y tenga la mente abierta, pero no quiero saber nada de amar a otras razas... sobre todo si huelen mal. Me gustaría bastante evangelio como para que mi familia se sintiera segura y mis hijos fueran bien educados, pero no tanto que me haga dar un giro a mis ambiciones, ni potenciar demasiado mi generocidad.

Pongáme 300 gramos de evangelio por favor...

Por supuesto que ninguno de nosotros es tan cínico como para expresarlo así, pero la mayoría hemos sentido la tentación de optar por una versión domesticada del evanagelio. En cierto sentido esta tentación es constante.....


D.A CARSON. autor
Publicaciones Andamio...
Pág 9.
En biblioteca de GBU
Ubicación: 220.070442
CAR. C.1

lunes, 24 de marzo de 2008

Redimido Para lo humano

a una dama desconicida
Finkenwakde, enero 1936
....Me precipité al trabajo de una forma nada cristiana ni humilde. Un alocado amor propio, que muchos me han notado, me hacía la vida difícil y me privó del amor y confianza de quienes me rodeaban. En aquella época estaba tremendamente solo abandonado a mí mismo. Fue una cosa mala.
.... Entonces vino algo distinto., algo que ha cambiado y trastormado mi vida hasta hoy. Me acerqué por primera vez a la Biblia. Esto tampoco es fácil decir. Yo habia predicado ya muchas veces, había visto muchas cosas de la iglesia, habia hablado y predicado de ellas... y todavía no habia llegado a ser cristiano, sino señor de mi mismo de manera totalmente salvaje e indómita. Lo sé: en aquella época hice de Jesucristo una ventaja para mi mismo. para mi enorme vanidad. Ruego a Dios que nunca vuelva a suceder. Tampoco había rezado nunca, o muy poco. A pesar de todo lo abandonado que estaba, me encontraba muy satisfecho de mí mismo.
.... De todo ellos me había liberado la Biblia, y especialmente el sermón del monte. Desde entonces todo ha cambiado. Yo lo he advertido con toda claridad, e incluso otra personas de mi entorno. fue una gran Liberación.......
Esta carta de Dietrich Bonhoeffer, en el libro Redimido para lo humano. Página 95.